Estados Unidos. Un grupo de científicos desarrollaron unas células de aluminio y dióxido de carbono que usan reacciones electroquímicas para capturar el dióxido de carbono y convertirlo en electricidad.
El equipo de la Universidad de Cornell explicó que se trata de una técnica basada en la tecnología de captura de carbono (CO2), pero en una variante innovadora para capturar gases de efecto invernadero y utilizarlos como un producto útil, mientras se produce energía eléctrica.
Estas células emplean aluminio como ánodo y corrientes mixtas de dióxido de carbono y oxígeno como ingredientes activos de cátodo. Las reacciones electroquímicas entre el ánodo y el cátodo (que son electrodos) sirven para almacenar el dióxido de carbono en compuestos ricos en carbono mientras que se produce electricidad.
En la mayoría de los modelos de captura de CO2, el carbono es capturado en líquidos o en sólidos, que son calentados o despresurizados para liberar el dióxido de carbono. El gas concentrado debe ser comprimido y transportado a industrias que pueden reutilizarlo, o ser almacenado en el subsuelo, lo que exige complejas infraestructuras.
Además de la gran cantidad de energía que requiere la actual tecnología de captura de carbono: un 25% de la producción de energía de la central.
En cambio, con las células electroquímica descubiertas por estos científicos se pueden generar 13 amperios por hora por gramo de carbono a una potencial descarga de 1,4 voltios. La energía producida es comparable a la de los mayores sistemas de batería de densidad de energía.
Fuente: www.ticbeat.com