Internacional. IoT es una palabra que en el 2018, más que tendencia, será una realidad palpable. Pero ¿qué es? Internet de las cosas (en inglés, Internet of Things, abreviado IoT) es un concepto (y en muchos ámbitos ya una realidad) que se refiere a la interconexión digital de objetos cotidianos con Internet.
Alternativamente, Internet de las cosas es la conexión de Internet con más “cosas u objetos” que personas. Explicado de una manera práctica, es cuando los objetos de la vida cotidiana pueden ser identificados y operados por dispositivos (mediante conexiones inalámbricas) de la misma manera que lo haría una persona.
Esto quiere decir que, dentro de no muchos años, los dispositivos estarán interconectados, logrando mayor eficiencia – a través de la información generada y analizada- para la humanidad, industrias y organizaciones.
Una de las aplicaciones que se ven cada vez más y en las que IoT se ha ido convirtiendo en una realidad, es los Edificios Conectados o Connected Building. En ciudades donde existen muchos edificios y personas, el concepto de Connected Building es cada vez más escuchado y necesario. Un Edificio Conectado aporta grandes beneficios a quienes los construyen, poseen y habitan. Y es que para el 2020 habrá 20,8 mil millones de dispositivos conectados en todo el mundo, y de acuerdo con Gartner, un gran porcentaje está relacionado con los edificios inteligentes.
Los edificios albergan a un gran número de trabajadores y empresas, por tanto, hoy éstos están llenos de potencial oculto, el cual, de acuerdo con Trane, una vez descifrado este potencial, se obtiene información valiosa con la que se pueden transformar los edificios en activos más sólidos: “Uno de los muchos beneficios que identificamos en esta nueva tendencia es el ahorro en costos operativos, mantener a la gente cómoda, por lo tanto mayor productividad, además de contar con los datos que se requieren para tomar decisiones operativas clave que estén alineadas con los objetivos de negocio“, comenta Jaime Jiménez, Director General de Trane México.
Esto se puede lograr gracias a la información que se recopila en los edificios (mediante los objetos y dispositivos) y luego es procesada por el sistema. Gracias a esto, el uso de energía se puede optimizar y monitorear en cada una de las salas, oficinas o pisos (salas de juntas, estaciones de café oficinas individuales, etc.) que componen los edificios. Un ejemplo a muy grandes rasgos de cómo funcionaría el Edificio Conectado sería detectando la ausencia de personas en una sala y, en consecuencia, apagar las luces y el aire acondicionado.
Otros beneficios que Trane encuentra al moverse a esta tendencia, que además es una gran aliada de una cultura ecológica y sustentable, son los siguientes:
• Gestionar los edificios desde cualquier lugar: los paneles y las interfaces móviles permiten acceder de forma segura a la información actual y ejecutar sistemas desde cualquier lugar, lo que brinda más libertad y mayor productividad.
• Integrar más y diversos sistemas que conforman un edificio: las aplicaciones escalables simplifican la integración de los sistemas de climatización con otros sistemas de los edificios (iluminación, seguridad y agua) tanto existentes como nuevos.
• Optimizar el funcionamiento del edificio: el camino hacia la mejora se puede encontrar en los datos que se recopilan desde el edificio con sistemas de análisis que indiquen en qué áreas o aspectos se están ejecutando de manera correcta, dónde podrían mejorar las cosas y qué hacer al respecto.
Un Edificio Conectado no sólo es más ecológico y ahorra dinero, sino que se convierte en un excelente activo para quien lo posea, gracias a la energía que tiene circulando por sus venas: calefacción, aire acondicionado e iluminación; esta energía produce datos, información que está en espera de ser capitalizada y darle valor al negocio.