
El panorama anterior, aunque positivo para la industria, tiene consecuencias a nivel ambiental, pues una mayor demanda implica un número más alto de emisiones contaminantes; la predicción para el año 2010 es de un nivel de emisiones de HFC equivalente a 66 Mtoneladas de CO2, lo que representa un incremento del 62%, respecto al valor de 1995, de este porcentaje la refrigeración y el acondicionamiento de aire son responsables por un 43%.
Debido precisamente al efecto ambiental que tiene la industria del HVACR, no es de extrañar que actualmente se estén buscando nuevas alternativas más ecológicas, un ejemplo de ello es la sustitución de refrigerantes dañinos por otros que no afecten la capa de ozono, también dentro de dichas alternativas se encuentran las tecnologías alternativas de refrigeración, como por ejemplo la magnética.
Esta tecnología trabaja sin refrigerante gaseoso y su eficiencia energética, en principio, puede ser mayor que la de un sistema de refrigeración convencional. Como resultado de ello, su progreso en ciertos dominios del mercado llevaría a una menor producción de CO2 en la atmósfera.
Según el IIR (International Institute of Refrigeration), la refrigeración magnética puede definirse como: “un método de refrigeración adiabática que aplica el efecto magneto-calórico (EMC). Desde el punto de vista de la física básica, muestra una analogía con el método convencional de compresión/expansión de gas.”
Según la organización, muchos científicos y representantes industriales aceptan que esta tecnología tiene un buen potencial para tener en el futuro una gran penetración en el mercado de la refrigeración; están convencidos de que en diferentes áreas la refrigeración convencional podría ser reemplazada por la magnética. Lo que le abriría la puerta a la posibilidad de reemplazar los refrigerantes HFC por aleaciones magneto-calóricas ambientalmente benignas.
Los HFCs con un potencial de calentamiento global de 1000 a 3000 veces mayor que el del CO2, actualmente muestran un creciente mercado de ventas, que tiene su origen en la eliminación progresiva de los HCFCs y CFCs más destructivos. Este proceso todavía está en progreso y en la mayoría de países en desarrollo los HCFCs y CFCs todavía son permitidos. Los sistemas con refrigerantes naturales (amoníaco, CO2, propano, etc.) son buenas soluciones para diferentes aplicaciones, pero hasta la fecha, ninguno de ellos ha alcanzado avances notables en una amplia escala de aplicaciones. Otra ventaja sería que la eficiencia es mayor en los procesos de refrigeración magnética, comparado con los de la refrigeración por compresión de gas.