Internacional. La Agencia Internacional de Energía ha señalado que los edificios consumen el 40% de la energía a nivel mundial y que la mitad de dicho porcentaje corresponde a los sistemas HVAC.
El organismo prevé que la cantidad de aires acondicionados se multiplicará por tres, pasando de las 1,600 millones de unidades que existen hoy, a un estimado de 4,800 millones para 2050.
“Hoy, se trata de lograr una conjunción entre el rendimiento óptimo del edificio, el confort de los ocupantes y la responsabilidad con el medio ambiente; y esto, definitivamente, implica un desafío significativo para los responsables de edificios”, señaló Carlos García, director general de Trane México.
En un contexto de transición hacia un modelo más sustentable, están emergiendo algunas tendencias centradas en el uso de herramientas innovadoras para la calefacción, que prometen mayor eficiencia energética y una armonía con nuestro entorno.
Con base en esto, Trane explora las principales tendencias emergentes que los gerentes de edificios, mantenimiento y operación necesitan conocer para la descarbonización de los edificios.
Electrificación de la calefacción
La transición desde sistemas de calefacción basados en combustibles fósiles (como gas natural, propano o petróleo) hacia un sistema que utiliza electricidad para generar calor, reduciría el uso de energía de los edificios, en más de 40%, y las emisiones de carbono en más de 75%, de acuerdo con datos de Frost & Sullivan.
Existen diversas soluciones para la electrificación de la calefacción, como los Sistemas de
Flujo de Refrigerante Variable (VRF), que consolidan la calefacción y la refrigeración en un sistema multizona totalmente eléctrico, y están basados en bombas de calor enteramente eléctricas; es la tecnología más popular para descarbonizar la calefacción.
Almacenamiento de energía térmica
Es una tecnología que brinda la capacidad de almacenar y recuperar energía térmica, para su uso posterior en calefacción o enfriamiento; así como cargar o descargar, según las necesidades operativas, tarifas o programas de servicios públicos, disponibilidad de recursos renovables, entre otras variables, lo que ayuda a optimizar la demanda eléctrica de los edificios y, por lo tanto, los costos de energía, la resiliencia o las emisiones de carbono.
Estimaciones del Environmental and Energy Study Institute indican que la eficiencia térmica de estas tecnologías puede oscilar entre el 50 y 90%, dependiendo del tipo de energía térmica utilizada.
Uso de la IA para optimizar la eficiencia energética
A través del aprendizaje automático, análisis predictivo y otros métodos avanzados, la IA ofrece soluciones que optimizan el consumo de energía, permiten un mantenimiento predictivo que reduce los tiempos de inactividad y los costos operativos, y contribuyen a una operación más sostenible y ecológica.
Por ejemplo, servicios de Inteligencia Artificial aplicados en sistemas de aire acondicionado, ventilación y calefacción pueden reducir la huella de carbono de un edificio hasta en un 40%, y los costos totales de energía, hasta en un 25%.
Bombas de calor geotérmicas
Esta tecnología funciona con electricidad y aprovecha la temperatura del subsuelo terrestre para accionar sistemas de calefacción para edificios. De acuerdo con Environmental Action Germany, el 75% de la energía necesaria para operar estos equipos proviene de la fuente de calor, es decir, el suelo. Solo se necesita una pequeña cantidad de electricidad para hacer funcionar la bomba de calor.
Investigaciones de Rocky Mountain Institute (RMI) han evidenciado que sustituir una caldera de gas por una bomba de calor disminuye las emisiones de carbono desde el primer año de su implementación.
“En la búsqueda de la sustentabilidad, adoptar tecnologías como estas es más crucial que nunca. No obstante, la transición de sistemas de combustibles tradicionales a alternativas sustentables, no solo conlleva crear edificios más verdes, sino que también representa un compromiso con el futuro de nuestro planeta”, puntualizó el Director General de Trane México.