A continuación presentamos algunas r ecomendaciones importantes a la hora de instalar un sistema de climatización o al momento de ejecutarle el plan de mantenimiento.
por Lennox
Según reportes recientes, la polución del aire interior puede oscilar entre 5 y 100 veces el nivel de la polución del aire exterior. Una mala calidad del aire interior (IAQ, por sus siglas en inglés) puede causar mareo y dolores de cabeza a los ocupantes del edificio y exacerbar síntomas de alergias y asma.
Por el contrario, una buena calidad del aire interior en edificios comerciales —como restaurantes, tiendas de venta al menudeo, instalaciones educativas y espacios de oficinas—puede reportar muchos beneficios, entre otros, aumento de la productividad de los empleados, disminución del ausentismo, mejora de los niveles de desempeño y una experiencia más positiva para los clientes.
Pero mantener bajo control los niveles de calidad del aire interior no es tan sencillo como garantizar una adecuada filtración y ventilación. ¿Sabía que también existe una estrecha relación entre el mantenimiento continuo de su sistema CVAC y una mejor calidad del aire interior?
Con el fin de combatir algunas de las causas fundamentales de una mala calidad del aire interior —como ambientes húmedos y mal ventilados—un sistema CVAC debe estar funcionando a su máxima capacidad, puesto que la mayor parte del aire del edificio pasará, en algún momento, por dicho sistema. Por lo tanto, el aire interior se verá drásticamente afectado por el nivel de higiene que tenga.
Cuando instale un sistema CVAC en un edificio nuevo o existente o cuando ejecute el mantenimiento a un sistema, tenga en cuenta las siguientes recomendaciones:
- Realice un adecuado mantenimiento preventivo de las bobinas y bandejas de drenaje. Las bobinas y bandejas de drenaje sucias, que no funcionan, son dos de las fuentes más frecuentes de olores y pueden constituir un caldo de cultivo para problemas más serios en la calidad del aire interior.
- Inspeccione los sistemas de entrada y salida de aire; asegúrese de que el sistema esté adecuadamente diseñado.
- Revise los filtros regularmente y cámbielos según sea necesario. Instale filtros de aire de alta eficiencia para proteger partículas transportadas por el aire y reducir las concentraciones de polen, ácaros del polvo, suciedad, moho, esporas, hongos, olores y químicos.
- Cerciórese de que cada área del edificio esté recibiendo la cantidad adecuada de flujo de aire. Preste especial atención a las áreas que estén cerca de equipos de procesamiento o fabricación y de áreas expuestas a químicos, humedad y olores.
- Instale lámparas germicidas UVC en el sistema CVAC del edificio para reducir concentraciones de moho, bacterias y hongos en las bobinas; mantener las bobinas limpias ayudará a mantener la eficiencia del sistema, minimizar los irritantes e incrementar el confort global.
- Mantenga bajo control los niveles de humedad con un sistema de deshumidificación. El exceso de humedad puede contribuir al crecimiento de moho y bacterias.
Estas recomendaciones son bastante útiles para que sus sistemas se conserven en perfectas condiciones a lo largo del tiempo, lo cual asegurará que el equipo funcione de manera correcta y brinde la comodidad necesaria para la que fue diseñado.