El panorama es algo complicado si se tiene en cuenta que aún en Estados Unidos, donde se supone que el cumplimiento de las normativas tiene que ser más estricto, todavía no hay fechas concretas para el logro de ciertos objetivos.
Por ejemplo, medios estadounidenses han revelado que ciertas acciones legislativas que podrían afectar los HFCs todavía están pendientes por convertirse en ley, mientras que aún no se ha finalizado la propuesta lanzada por la EPA (Agencia de Protección Ambiental) que regirá las cuotas de HCFC y la venta de equipos que operan con R22.
El tema está enredado y no se ven muy factibles aún opciones como la sustitución, por ejemplo, del R22 por el R410-A. Aunque esto es un hecho, hay muchas alternativas para reemplazarle, pero cada compuesto tiene características diferentes. Otro aspecto en el que no se ha avanzado mucho es en el mismo recorte de la producción de R22 virgen. Se ha logrado algo, no tanto como se esperaba.
Pero volvamos nuestros ojos a América Latina. Si eso está pasando en Estados Unidos, ¿cómo se dará la transición en esta región? No podemos repetir los errores y menos cuando los que los han cometido son países con legislaciones más avanzadas y estrictas. Si bien no creo que esto sea un problema legal en dicho país, por lo que abogo es porque nos antepongamos y no dejemos que nos llegue la noche con estos programas.
Puede sonar utópico, pero así como se ha declarado Latinoamérica como un territorio libre de armas nucleares, según la OEA, también se debería tomar más conciencia e invertir un poco más para hacerla una región libre de refrigerantes agotadores de la capaz de ozono. Hay que actuar más y conversar menos. En general puede decirse que el camino se inició, pero aún está lejos de terminarse.
La parte buena es que este entorno brindará, sin duda, un sinfín de oportunidades para los contratistas mejor preparados.