No obstante, hay un área a la que no se le presta mucha atención: la calefacción. Puede ser con justa causa, pues en América Latina, dado que es una región que está en pleno trópico, no es muy común la utilización de estos sistemas, con excepción de ciertas zonas, como la Patagonia, en donde en la temporada de invierno se presentan temperaturas muy bajas. Sin embargo, creo que en algunas regiones de Latinoamérica también se podría considerar la instalación de este tipo de soluciones, tal sería el caso de Bogotá, ciudad situada a 2600 metros sobre el nivel del mar y en donde las temperaturas en horas de la noche son especialmente bajas.
Pero esto plantea una nueva preocupación. ¿Qué tanto consumen estos productos energéticamente hablando? En Estados Unidos se armó una verdadera polémica al respecto hace unas cuantas semanas, la cual se originó en la ola de frío que se vivió en estados como Florida, Alabama y Texas, entre otros y que fue catalogada por muchos como la época más fría de la historia reciente. Para quienes no estaban acostumbrados a tales temperaturas, la calefacción fue un verdadero alivio, pero el remedio resultó peor que la enfermedad cuando llegaron las cuentas de energía.
Es importante aclarar que el problema que se presentó en ese país obedece a que la calefacción se obtiene básicamente de calentadores de franjas eléctricas (electric strip heaters) y en este tipo de dispositivos la generación energética es similar a la de los sistemas de aire acondicionado en verano, aunque energéticamente los primeros son mucho menos eficientes. Ya la situación, ante los altos costos eléctricos, está motivando el regreso de las bombas de calor como alternativa.
Una cosa clara es que quizás en América Latina no se dará la situación tal cual se está presentando en Estados Unidos, pero sin duda da una clara señal de una tendencia que se terminará viendo en la región en unos cuantos años. Por lo anterior es mejor irse anticipando y mirar cuáles soluciones son las más eficientes en cuanto al consumo eléctrico.