Internacional. Las tecnologías que abordan y solucionan la crisis climática ocupan un lugar destacado entre las mejores, según el informe ‘Las 10 tecnologías emergentes más importantes de 2024’ del Foro Económico Mundial (FEM).
Al destacar el dinamismo con el que se ha venido desarrollando esta tecnología, el organismo multilateral indicó que “las bombas de calor que utilizan materiales elastocalóricos, como el níquel y el titanio, están demostrando ser más eficientes energéticamente que los sistemas tradicionales de calefacción y refrigeración”.
Características
De acuerdo con el Foro Económico Mundial, La tecnología elastocalórica es un campo que avanza con rapidez, descrito como "sistemas de calefacción que funcionan como músculos", lo que podría ofrecer formas más sostenibles de mantenerse fresco. Con un clima cada vez más cálido y una creciente demanda de datos, esto nunca ha sido tan importante. Las bombas de calor que utilizan materiales elastocalóricos como el níquel y el titanio -que emiten calor cuando se aplica tensión mecánica y se enfrían cuando se relaja la tensión- están demostrando ser más eficientes energéticamente que los sistemas tradicionales de calefacción y refrigeración.
Otra ventaja es que no requieren el uso de gases refrigerantes nocivos para el medio ambiente y pueden utilizarse para la refrigeración en zonas con una infraestructura de red eléctrica limitada o inexistente, según el informe. Un estudio del Departamento de Energía de Estados Unidos sitúa estas bombas de calor como la alternativa más prometedora a los sistemas actuales.
En plena crisis climática, los microorganismos están demostrando ser un recurso valioso. Capaces de capturar los gases de efecto invernadero del aire o de los gases de escape, están convirtiendo las emisiones en productos valiosos como los biocombustibles, que tienen el potencial de reducir el calentamiento global.
Hay dos tipos principales de captura microbiana de carbono. El primero utiliza organismos como cianobacterias y microalgas que "comen" carbono mediante fotosíntesis; el segundo emplea microorganismos que utilizan fuentes de energía renovables -como hidrógeno o flujos de residuos orgánicos- para capturar CO2, que luego se convierte en nuevos productos, como biodiésel y piensos ricos en proteínas.
La agricultura animal depende de la producción de proteínas como la soja, que puede provocar deforestación, pérdida de biodiversidad, fertilización excesiva y emisiones de gases de efecto invernadero por cambios en el uso de la tierra. Según el informe, los forrajes alternativos -o alimentos proteicos para el ganado obtenidos a partir de proteínas unicelulares, algas y residuos alimentarios- podrían ser sustitutos viables y sostenibles de tales productos, sobre todo a medida que aumente la demanda.
Potencial
La Universidad Adolfo Ibáñez, de Chile, señala que aunque un estudio del Departamento de Energía de los Estados Unidos ya catalogaba a esta tecnología en 2014 como la alternativa más prometedora frente a los sistemas actuales, todavía no es muy conocida por el público en general ni por los profesionales que trabajan en el área.
“Hay que considerar que los desarrollos aún están en etapas de prototipos y una tecnología, para convertirse en comercial, generalmente requiere al menos 20 años”, comenta Rodrigo Barraza, académico e investigador del Centro de Investigación en Energía Solar (SERC Chile) y del Centro de Transición Energética (Centra) de la institución de educación superior.
Debido a su novedad, existen desafíos en términos de costos, fiabilidad y la necesidad de mejorar la vida útil de los materiales, agrega el académico, quien cree que su adopción dependerá de cuánto se invierta en superar los obstáculos técnicos y económicos.
El investigador Hicham Johra ve en esta tecnología un gran potencial y en la que vale la pena invertir esfuerzos y dinero. Sobre todo, “para desarrollar una nueva generación de sistemas de calefacción y refrigeración sostenibles, que puede que no sustituya por completo a la tecnología de compresión de vapor, pero podría ocupar una parte importante de la demanda de calefacción y refrigeración de edificios y vehículos”.