Durante los últimos años las regulaciones han obligado a la industria a convivir con el reemplazo de los refrigerantes. Sin embargo, aún queda mucho camino por recorrer para llegar al estado ideal.
por Camilo Botero*
Comenzaré con una anécdota: durante mis primeras clases de Aire Acondicionado y Refrigeración en la Universidad Nacional de Colombia, por allá en 1966, el Ingeniero Sabbagh, mi profesor de la materia y connotado consultor de la época, habló de dos refrigerantes, el R22 y el R12. Como he trabajado principalmente en climatización y no en refrigeración, durante muchos tiempo solo me referí al R22, pero desde hace unos años hay una gran confusión y consecuentemente con el título de esta columna, traigo a colación una cita bíblica:
“Yahveh descendió para ver la torre y dijo: he aquí que todos forman un solo pueblo y hablan una misma lengua, siendo este el principio de sus empresas. Nada les impedirá que lleven a cabo lo que se propongan. Pues bien, descendamos y allí mismo confundamos su lenguaje de modo que no se entiendan los unos a los otros”.
Esto parece ser lo que ha sucedido con el tema de los refrigerantes en los últimos, digamos, 25 años. Hoy en día es complicadísimo entender la variedad, nomenclatura, impactos ambientales, riesgos, precios, disponibilidad, eficiencias, etc., de los refrigerantes en el mercado.
Con la detección del deterioro de la capa de ozono, problema real y de graves consecuencias, apareció el Protocolo de Montreal en 1987 y se estudió la relación entre las SAO (Sustancias Agotadoras de la capa de Ozono) y los refrigerantes, habiéndose descubierto que los del tipo CFC eran los más nocivos, y se decretó su eliminación, lo cual se ha cumplido con bastante rigurosidad (aún cuando no falta el deshonesto ofreciendo “refrigerante ecológico R12”).
A continuación se encontró que los refrigerantes HCFC, entre los cuales está el R22, también eran nocivos y de igual manera se dictaminó su eliminación, la cual está en proceso y debates, dado las dificultades de eliminar el R22 por su gran proliferación en todo el mundo y el caso del R123, que presenta una altísima eficiencia pero es un HCFC y por lo tanto, también debe dejarse de usar, según algunas legislaciones, lo cual es bastante controvertido.
Como una alternativa a los refrigerantes que iban “desapareciendo”, se propusieron los HFC, de mucho menor deterioro de la capa de ozono, pero con un gran efecto de calentamiento global. Estos refrigerantes son de gran utilización en la actualidad.
Luego vino el protocolo de Kioto en 1992, que se centró principalmente en el calentamiento global y la reducción de los GEI (Gases de Efecto Invernadero), en un esfuerzo muy loable de mitigar el cambio climático el cual es una realidad dramática, de la cual todos debemos estar conscientes y contribuir a su mitigación. Con esta visión del protocolo de Kioto, los HFC, que prometían ser los refrigerantes “ecológicos”, dejaron de serlo pues su PCG (Potencial de Calentamiento Global) es altísimo y por ende estos HFC quedaron en calidad de refrigerantes de transición.
Como una consecuencia de este “quita y pon” reaparecieron los refrigerantes naturales que prácticamente no atacan la capa de ozono y tienen efecto invernadero nulo: el amoníaco y el CO2 de gran utilidad en refrigeración industrial y los refrigerantes HC en refrigeración doméstica y algunas aplicaciones de climatización y con otros aspectos relacionados a estos refrigerantes, que deben ser muy tenidos en cuenta como toxicidad e inflamabilidad. Hasta donde sé por mi trabajo diario, aún no se utilizan masivamente en proyectos de magnitud (digamos más de 100 TR) en climatización.
Por su parte, la UTO (Unidad Técnica de Ozono) y ACAIRE, en Colombia, han realizado un proyecto de elaboración de una norma para el uso seguro y eficiente de los refrigerantes HC, proyecto en el cual participé y el cual sigue en curso.
En esta discusión ha sido muy importante y fundamental la participación de la AHRI (Air Conditioning Heating and Refrigerating Institute) que tiene afiliados a los mayores fabricantes de equipos de refrigeración y climatización, ya que cuenta con un programa cuya finalidad es buscar los refrigerantes más adecuados y que denomina AREP: Alternative Refrigerants Evaluation Programs, que pretende minimizar el GWP (Global Warming Potential) y maximizar la eficiencia; lo cual es muy importante, pues marca la tendencia del mercado por estar afiliadas la mayoría de compañías que producen equipos en el todo mundo. La tendencia parece ser a favorecer los refrigerantes naturales y los HFO, pero aún no se tiene la última palabra.
En un artículo anterior sobre el tema de los refrigerantes comentaba que se debe dar una respuesta técnico-comercial que consulte aspectos costo-beneficio, pero con gran contenido de sostenibilidad y eficiencia y tomar en cuenta múltiples aspectos, los más importantes son:
- Seguridad: mínima toxicidad e inflamabilidad
- Medio Ambiente; protección de la Capa de Ozono y mínimo Efecto Invernadero.
- Rendimiento: máxima eficiencia energética.
- Aspectos económicos: Costos y cambios tecnológicos razonables.
Recientemente he visto proyectos en donde para privilegiar la selección de un refrigerante natural, se ha sacrificado de manera demasiado notoria la eficiencia de los equipos. Esto no tiene sentido, pues si se tienen los cuidados necesarios con los refrigerantes que deben quedar confinados en sus circuitos y sin liberarlos a la atmósfera, estos ni atacarán la capa de ozono, ni producirán efecto invernadero, sea cual fuere el refrigerante (obviamente siempre hay fugas y escapes, pero no se debe descargar deliberadamente ningún refrigerante a la atmósfera).
En cambio, una baja eficiencia, que quiere decir mayor consumo a lo largo de toda la vida útil del equipo, aumentará los consumos de energía más allá de los necesarios con la tecnología vigente, con un muy considerable impacto en el cambio climático.
El fabricante que logre el equipo de máxima eficiencia, con un refrigerante de mínimos impactos en la capa de ozono y efecto invernadero, será el de mayor éxito. Creo que se está trabajando en muchos frentes en ese sentido y debemos estar expectantes a que se produzca rápidamente tal equipo.
* Camilo Botero es el actual Secretario de la Federación de Asociaciones Iberoamericanas del Aire Acondicionado y la Refrigeración - FAIAR; fue presidente de ACAIRE y es presidente de Camilo Botero Ingenieros Consultores Ltda. Se ha desempeñado como docente en varias universidades colombianas, gremios y actualmente en ACAIRE en cursos de diplomado de proyectos de aire acondicionado, eficiencia energética en aire acondicionado y refrigeración, cogeneración y trigeneración, psicometría aplicada, termodinámica, mecánica de fluídos, transferencia de calor y turbomaquinaria. ([email protected]).