La reducción de gases de efecto invernadero sigue siendo uno de los primordiales objetivos de nuestra actualidad.
por Camilo Botero*
La XXI Conferencia Internacional sobre Cambio Climático se celebrará en París (Francia), desde el 30 de noviembre hasta el 11 de diciembre de 2015[]. Esta conferencia será organizada por la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC). El objetivo de este evento es el de firmar un acuerdo mundial, para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en todo el planeta tierra.
Las conferencias anteriores sobre el Cambio Climático no han tenido éxito hasta ahora en sus pretensiones de reducir las emisiones de carbono en el mundo, por el contrario estas se han aumentado y recientemente la NASA publicó una gráfica que es de un impacto que nos llama a la reflexión, pues allí se observa con absoluta claridad el incremento acelerado de los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera, llegando a las 400 ppm en el 2014, lo cual es insostenible y dramático:
Con base en esta realidad del efecto invernadero causado por esas emisiones y su consecuencia en el calentamiento global, el Papa Francisco publicó su encíclica Laudato Si', con relación a la cual me permitiré hacer unas alusiones que tienen que ver precisamente con los temas que se tratarán en la Cumbre sobre el Cambio Climático en París y que sería de gran conveniencia que las tuviesen en cuenta los representantes de todas las naciones, que participarán en ella.
Dice el Papa; «¿Qué tipo de mundo queremos dejar a quienes nos sucedan, a los niños que están creciendo?»Esta pregunta está en el centro de Laudato si’. Y continúa; pero ahora esta tierra maltratada y saqueada clama y sus gemidos se unen a los de todos los abandonados del mundo.
Nos invita a una «conversión ecológica», a «cambiar de ruta», asumiendo la urgencia y la hermosura del desafío que se nos presenta ante el «cuidado de la casa común».
«La humanidad tiene aún la capacidad de colaborar para construir nuestra casa común», especialmente entrando en diálogo con todos, sobre esta. La propuesta de la Encíclica es la de una «ecología integral, que incorpore claramente las dimensiones humanas y sociales».
A continuación, una breve descripción de los Ejes Temáticos, que incluye la encíclica:
«Lo que le está pasando a nuestra casa»
El cambio climático: «Este es un problema global con graves dimensiones ambientales, sociales, económicas, distributivas y políticas, y plantea uno de los principales desafíos actuales para la humanidad». Si «el clima es un bien común, de todos y para todos», el impacto más grave de su alteración recae en los más pobres, pero muchos de los que «tienen más recursos y poder económico o político parecen concentrarse sobre todo en enmascarar los problemas o en ocultar los síntomas»: «La falta de reacciones ante estos dramas de nuestros hermanos y hermanas es un signo de la pérdida de aquel sentido de responsabilidad por nuestros semejantes sobre el cual se funda toda sociedad civil».
La cuestión del agua: El Papa afirma sin ambages que «el acceso al agua potable y segura es un derecho humano básico, fundamental y universal, porque determina la sobrevivencia de las personas, y por lo tanto es condición para el ejercicio de los demás derechos humanos». Privar a los pobres del acceso al agua significa «negarles el derecho a la vida radicado en su dignidad inalienable».
La pérdida de la biodiversidad: «Cada año desaparecen miles de especies vegetales y animales que ya no podremos conocer, que nuestros hijos ya no podrán ver; estarán perdidas para siempre». No son sólo eventuales “recursos” explotables, sino que tienen un valor en sí mismos. En esta perspectiva «son loables y a veces admirables los esfuerzos de científicos y técnicos que tratan de aportar soluciones a los problemas creados por el ser humano», pero esa intervención humana, cuando se pone al servicio de las finanzas y el consumismo, «hace que la tierra en que vivimos se vuelva menos rica y bella, y cada vez más limitada y gris».
La deuda ecológica: en el marco de una ética de las relaciones internacionales, la Encíclica indica que existe «una auténtica deuda ecológica», sobre todo del Norte en relación con el Sur del mundo. Frente al cambio climático hay «responsabilidades diversificadas», y son mayores las de los países desarrollados. Conociendo las profundas divergencias que existen respecto a estas problemáticas, el Papa Francisco se muestra profundamente impresionado por la «debilidad de las reacciones» frente a los dramas de tantas personas y poblaciones.
La raíz humana de la crisis ecológica
Un primer fundamento de este eje temático son las reflexiones sobre la tecnología: se le reconoce con gratitud su contribución al mejoramiento de las condiciones de vida, aunque también da «a quienes tienen el conocimiento, y sobre todo el poder económico para utilizarlo, un dominio impresionante sobre el conjunto de la humanidad y del mundo entero», «el mercado por sí mismo no garantiza el desarrollo humano integral y la inclusión social». «Dejar de invertir en las personas para obtener un mayor rédito inmediato es muy mal negocio para la sociedad» Es por ello necesario asegurar «una discusión científica y social que sea responsable y amplia, capaz de considerar toda la información disponible y de llamar a las cosas por su nombre», a partir de «líneas de investigación libres e interdisciplinarias»
Una ecología integral
El núcleo de la propuesta de la Encíclica es una ecología integral como nuevo paradigma de justicia, una ecología que «incorpore el lugar peculiar del ser humano en este mundo y sus relaciones con la realidad que lo rodea» “Cualquier menoscabo de la solidaridad y del civismo produce daños ambientales”», «el análisis de los problemas ambientales es inseparable del análisis de los contextos humanos, familiares, laborales, urbanos, y de la relación de cada persona consigo misma». Esta ecología ambiental «es inseparable de la noción de bien común».
También «nuestro propio cuerpo nos sitúa en una relación directa con el ambiente y con los demás seres vivientes. La aceptación del propio cuerpo como don de Dios es necesaria para acoger y aceptar el mundo entero como regalo del Padre y casa común.
Algunas líneas orientativas y de acción
La Iglesia no pretende definir las cuestiones científicas ni sustituir a la política, pero [dice el Papa] invito a un debate honesto y transparente, para que las necesidades particulares o las ideologías no afecten al bien común”.
Sobre esta base, el Papa Francisco no teme formular un juicio severo sobre las dinámicas internacionales recientes y se refiere a las Cumbres sobre el Cambio Climático : «Las Cumbres mundiales sobre el ambiente de los últimos años no respondieron a las expectativas porque, por falta de decisión política, no alcanzaron acuerdos ambientales globales realmente significativos y eficaces». «Necesitamos un acuerdo sobre los regímenes de gobernanza global para toda la gama de los llamados “bienes comunes globales”» dado que «la protección ambiental no puede asegurarse sólo en base al cálculo financiero de costos y beneficios. El ambiente es uno de esos bienes que los mecanismos del mercado no son capaces de defender o de promover adecuadamente”» mientras la corrupción, que esconde el verdadero impacto ambiental de un proyecto a cambio de favores, suele llevar a acuerdos espurios que evitan informar y debatir ampliamente».
La llamada a los que detentan encargos políticos es particularmente incisiva, para que eviten «la lógica eficientista e inmediatista» que hoy predomina. Y agrega, «pero si se atreve a hacerlo, volverá a reconocer la dignidad que Dios le ha dado como humano y dejará tras su paso por esta historia, un testimonio de generosa responsabilidad».
Educación y espiritualidad ecológica
La raíz de que la crisis cultural es profunda y no es fácil rediseñar hábitos y comportamientos. La educación y la formación siguen siendo desafíos básicos: «todo cambio necesita motivaciones y un camino educativo». Deben involucrarse los ambientes educativos, ante todo «la escuela, la familia, los medios de comunicación, la catequesis».
El punto de partida es “apostar por otro estilo de vida”. «Una ecología integral también está hecha de simples gestos cotidianos donde rompemos la lógica de la violencia, del aprovechamiento, del egoísmo. La sobriedad, que se vive con libertad y conciencia, es liberadora».
Para concluir estas reflexiones, debo admitir que creo firmemente que todos estos postulados del Papa Francisco, son fundamentales para la conferencia y sobre los cuales se debe centrar la cumbre para la atenuación del Cambio Climático en París.
Les deseo a todos los participantes en este evento, que sean iluminados para que realmente se logren resultados cuantificables, disminuyendo sustancialmente las emisiones de dióxido de carbono y proponiendo sustituciones de manera definitiva, al uso de combustibles hidrocarburos, causantes en buena parte de esas emisiones, reemplazándolos por energías alternativas ecológicamente amigables, como la solar, eólica, geotérmica, que son más uniformemente repartidas en el mundo y por tanto son también más equitativas, y por supuesto, mejorando la eficiencia en todos los procesos de conversión y utilización de la energía.
Nota: Al cierre de esta edición sucedieron los lamentables y repudiables hechos de terrorismo en París, ojalá que no perjudiquen esta Cumbre sobre el Cambio Climático; cuyas conclusiones son vitales para la supervivencia de la humanidad, a mediano plazo.
* Camilo Botero es el actual Secretario de la Federación de Asociaciones Iberoamericanas del Aire Acondicionado y la Refrigeración - FAIAR; fue presidente de ACAIRE y es presidente de Camilo Botero Ingenieros Consultores Ltda. Se ha desempeñado como docente en varias universidades colombianas, gremios y actualmente en ACAIRE en cursos de diplomado de proyectos de aire acondicionado, eficiencia energética en aire acondicionado y refrigeración, cogeneración y trigeneración, psicometría aplicada, termodinámica, mecánica de fluídos, transferencia de calor y turbomaquinaria. ([email protected]).