La industria del aire acondicionado juega un papel fundamental en la búsqueda de la eficiencia operacional de los edificios. por Alejandra García Vélez
El impacto ambiental de las edificaciones es innegable. Por ejemplo, si se toma como referencia los datos de Estados Unidos, es posible descubrir que los edificios consumen cerca del 72% de toda la energía eléctrica generada y representan alrededor de un 40% del consumo total de energía en ese país. Asimismo, el 38% de las emisiones de CO2 en corresponden a las generadas por las edificaciones.
Teniendo en cuenta lo anterior, no es de extrañar que la tendencia “verde” llegara también a este tipo de establecimientos, ni que se desarrollen cada vez más proyectos que buscan mejorar las prestaciones de una edificación, bien sea nueva o existente, para hacerla más eficiente. Para lograrlo, es necesario implementar diferentes estrategias, que en conjunto permitan alcanzar un mejor desempeño energético y un menor impacto en el medio ambiente. En ese sentido, la certificación LEED (Liderazgo en Diseño Energético y Ambiental), se ha convertido, desde su creación por parte del Consejo de la Construcción Verde de Estados Unidos (USGBC – siglas en inglés), en el parámetro por excelencia. En ese panorama los profesionales de la industria del aire acondicionado, así como aquellos que trabajan en el campo de la automatización de edificios, hacen parte fundamental del proceso que permite contar con propiedades con mejor desempeño. Las bases
ACR LATINOAMÉRICA consultó a dos expertos en el campo de la certificación LEED para que compartieran una visión general de los requerimientos y profundizaran en las situación actual de América Latina en este campo. Al hablar con José Luis Correa, director de eficiencia energética de Manco Ltda, éste compartió su definición de la certificación LEED y el porqué de su importancia en las construcciones actuales. En primer lugar aseguró que "la certificación consiste en el cumplimiento de un conjunto de características que definen a una construcción como un lugar que brinda confort y bienestar a sus ocupantes, a través del consumo eficiente de recursos, y generando la menor huella en el medio ambiente”.
Mientras que, sobre el segundo aspecto, no dudo en señalar que su importancia radica en la necesidad de asegurar el cumplimiento de unos parámetros que van a a proveer un espacio altamente productivo, responsable socialmente, con bajos costos de operación y que contribuye a la rentabilidad de su actividad económica. Por su parte, Oscar Silva, vicepresidente comercial de EBC Ingeniería S.A.S., opinó que, es necesario optimizar el consumo de los edificios, sobre todo si se tiene en cuenta que los costos de operación se traducen en facturas de consumo de energía y en impacto al medio ambiente. Pasando a los componentes de la certificación LEED, existen seis parámetros que son evaluados para otorgar la acreditación. Estos elementos son lugares sostenibles, eficiencia del agua, energía y atmósfera, innovación en el diseño, calidad ambiental interior y materiales y recursos. La selección del lugar, así como el impacto en los alrededores es evaluado en el apartado de lugares sostenibles. La USGBC impulsa el desarrollo en lugares anteriormente construidos, premia la minimización del impacto de los edificios en los ecosistemas y corrientes de agua, la existencia de opciones adecuadas de transporte, el control de escorrentía de las aguas pluviales; además, promueve la reducción de la erosión, la contaminación lumínica, el efecto isla de calor y de las prácticas de construcción contaminantes.
En cuanto a la eficiencia del agua, se busca fomentar un adecuado uso de este recurso, tanto dentro como fuera de la edificación. Algunas de las estrategias promovidas para lo anterior son la instalación de accesorios y grifería más eficiente o la optimización del riego o la optimización de los sistemas de riego. Por su parte, las estrategias de optimización del consumo de energía, entre las que se encuentran el monitoreo, la construcción y diseño de alto desempeño, la utilización de electrodomésticos eficientes, sistemas de iluminación sostenibles y el uso de fuentes de energía renovables y limpias, hacen parte del capítulo de energía y atmósfera. Mientras que el tema de la calidad del aire interior busca impulsar estrategias que mejoren el confort de los ocupantes, así como diseños de iluminación natural, con acceso visual a exteriores y con un óptimo desempeño acústico. Asimismo, en el tópico de materiales y recursos se estimula la selección de productos y materiales, cultivados, cosechados, producidos y transportados de forma sostenible, además se promueve la reducción de residuos, la reutilización, el reciclaje, y la reducción de residuos al momento de manufactura del producto. Finalmente, el tema de innovación en el diseño, premia a los proyectos que utilizan tecnologías y estrategias innovadoras para mejorar el desempeño de un edificio, más allá de los requeridos por la certificación LEED. Cada una de esas seis áreas aporta un número determinado de puntos, para un total de 100 posibles, que permiten acceder a uno de los cuatro niveles de certificación: Certificado, si se obtienen de 40 a 49 puntos, Plata, con entre 50 y 59 puntos, Oro, si se alcanzan entre 60 y 79 puntos o Platino, con 80 puntos o más. Estos puntos se distribuyen de la siguiente manera: para el capitulo de lugares sustentables se pueden alcanzar hasta 26 puntos, 10 por eficiencia del agua, 35 por energía y atmósfera, 14 para el apartado de materiales y recursos, 15 en el área de calidad del aire y 6 por innovación y diseño. El rol de la industria
José Luis destacó la función de los elementos de verificación y monitoreo utilizados en los sistemas de automatización de edificios, por su rol para garantizar que los parámetros exigidos en la guía de referencia LEED sean cumplidos a cabalidad. El profesional, también habló sobre los capítulos más relacionados con la industria. En cuanto a los requerimientos en el área de energía y atmósfera, Correa recomienda tener al equipo de commissioning trabajando lo más pronto posible en el proyecto, pues éste es el encargado de verificar que todos los sistemas se planifican, diseñan, instalan, prueban, operan y son mantenidos de forma que satisfagan las necesidades del dueño del proyecto. También insistió en la necesidad de diseñar arquitectónicamente una edificación cuya forma, orientación, materiales y características de operación estimulen bajos usos de energía en las actividades de sus ocupantes. Además, se deben implementar estrategias como el uso de iluminación natural, ventilación y acondicionamiento natural de aire para buscar minimizar las necesidades de iluminación, aire acondicionado y ventilación. El tema de los equipos es muy importante, en ese sentido es ideal la utilización de equipos electromecánicos de alta eficiencia, que cumplan los requerimientos de ASHRAE 90.1 en cuanto al estándar de energía en edificios. De igual manera, utilizar equipos de aire acondicionado y control de incendios que no tengan CFC. Adicional a lo anterior, es necesaria la instalación de sistemas que operen bajo energía de tipo renovable, como eólica o solar, así como proveer equipos de monitoreo y registro a nivel central o local; bien sean BMS (Building Management System) o BAS (Building Automation System).
Es importante anotar que este capítulo incluye tres prerrequisitos que son: requisitos fundamentales de sistemas de energía en edificios, mínima eficiencia energética y gestión de refrigerantes fundamentales. En el tema de calidad de aire interior los prerrequisitos son dos: mínima eficiencia y control de humo de tabaco ambiental. Por lo anterior es necesario que se prohíba fumar en el edificio y las zonas aledañas, así como diseñar el sistema de aire acondicionado y ventilación según los requerimientos de ASHRAE 62.1 y ASHRAE 55. Además, Correa recomienda establecer un plan de control de la calidad del aire durante la construcción, utilizar materiales de baja de emisión de compuestos orgánicos volátiles y, finalmente, facilitar el control del ambiente térmico e iluminación por parte de los usuarios. Para destacar
En la región
Una de las preguntas que se puede plantear, es si un sistema diseñado en Estados Unidos tiene aplicabilidad en los países de América Latina. La respuesta es sí. No solo aporta los beneficios ambientales ya mencionados, sino que es fundamental en el camino de competitividad económica que recorre la región. Silva, por ejemplo, señaló que más del 80% de los nuevos edificios en los que se establecen empresas multinacionales, están siendo construidos bajo estos estándares. Por su parte, Correa opinó que “las construcciones tienen un gran impacto mundial que nos afecta a todos, por lo que cualquiera que sea el sistema de certificación ambiental, donde sea que se aplique, seguro traerá beneficios”. El entrevistado también destacó que el LEED es la certificación ambiental para edificios más difundida en América Latina, pero que también existen otras como Green Star o BREEAM (BRE Environmental Assessment Method). Además, resaltó que América Latina aporta el 11%de la totalidad de proyectos por fuera de Estados Unidos certificados con LEED y el 20% de los que aspiran a obtenerla, según los datos de la USGBC. Para destacar
Edificio nuevo vs existente
La certificación LEED contempla diferentes tipos de edificaciones y cuenta con guías para cada uno. Existen, entre otras, la guía LEED-NC para nuevas construcciones y grandes remodelaciones; LEED para centros escolares y de salud, laboratorios; LEED-EB para operación y mantenimiento en edificaciones existentes, LEED-CI para remodelación de interiores en comercio, LEED-H para viviendas o LEED-ND para desarrollo de urbanizaciones. En cuanto a las diferencias entre el LEED para nuevas construcciones y LEED para operación y mantenimiento, Correa apuntó que “una se enfoca en las buenas prácticas de mantenimiento y características de operación, mientras que la certificación LEED para edificios nuevos se concentra en proveer un óptimo diseño con buenas practicas de construcción”.