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por: Camilo Botero*
No mis estimados colegas y amigos, no es que esté describiendo una situación de conflicto entre estas disciplinas (que si la hay) sino más bien trato de colocar a la luz de los principios termodinámicos (primera ley y segunda ley), la mecánica de los fluidos, los estándares existentes; en donde están las fortalezas y limitaciones de cada uno de estos enfoques en el diseño, especificación, montaje, operación y mantenimiento de un proyecto de climatización.
Es evidente que la ingeniería del Aire Acondicionado, la Refrigeración y la Ventilación, interactúa con la arquitectura y la ingeniería civil de una manera muy estrecha. Es imposible que nosotros, ingenieros de AA, R y V, coloquemos los equipos, redes de ductos tuberías, terminales de distribución y todo lo demás que compone un proyecto; en un edificio virtual: debe ser en uno real. De otro lado hay climas y aplicaciones en donde sin la climatización como la entiende y diseña un ingeniero ecológico, sería imposible lograr con las metodologías propuesta por el arquitecto bioclimático.
Ambos términos: ingeniero ecológico y arquitecto bioclimático, son de nuevo cuño pero desde cuando estoy trabajando en estos temas (1968) ya los conceptos de uso racional de la energía y de la calidad del aire en el exterior eran temas de forzosa consideración cuando se diseñaban los sistemas arriba mencionados.
De otro lado, la arquitectura bioclimática es muy reciente en Colombia y con teorías normalmente europeas han impuesto su criterio en cuanto al enfoque para resolver proyectos de climatización basados fundamentalmente en bajo costo, que casi nunca es menor si se considera el sobrecosto en la construcción, con resultados en mi opinión bien deficientes, tratando de climatizar con convecciones naturales sin filtración y sin control de humedad relativa en climas tropicales.
¿Dónde está entonces el punto de posible encuentro de estos dos enfoques? Afortunadamente el Supremo Ingeniero diseñó la naturaleza y sus leyes sin ningún error y sin la posibilidad que varíen: “La energía ni se crea ni se destruye” que casi todo el mundo dice entender y “Es imposible lograr transferir energía de un lugar de baja temperatura a uno de alta sin consumo de energía” (primera y segunda leyes de la termodinámica, respectivamente).
Por tanto, es ingenuo, por decir lo menos, pretender lograr temperaturas de 26ºC, con aire exterior de 35ºC, como se ha visto en algunos proyecto bioclimáticos y mucho menos bajar la humedad específica digamos de 120 gr/lb a 70 gr/lb, para lograr una humedad relativa acorde con las condiciones de confort, porque en un clima tropical es necesario retirar esa diferencia de contenido de humedad, lo cual implica llegar a un punto de rocío bajo, que produzca la condensación de agua o más exigente aún utilizar deshumidificación química para lograr humedades específicas bajas necesarias en gran cantidad de procesos industriales. Con solo arquitectura bioclimática es imposible lograr por ejemplo 22ºC y 15% HR (condiciones bastante exigentes) y ni siquiera se logran condiciones relativamente comunes de confort según el estándar 55 de ASHRAE, de 24ºC y 55% (con sus respectivas tolerancias).
De otro lado, si el proyecto lo que requiere es solamente moderar las condiciones interiores, digamos en plantas de producción que se puede llegar a temperaturas cercanas a los 40ºC, con altas humedades relativas, causando stress térmico en el personal que trabaja allí, mermando de paso su productividad, se pueden usar (y ya lo hemos hecho los ingenieros ecológicos) los principios presentados como novedosos por los arquitectos bioclimáticos, por ejemplo: orientación del edificio respecto al sol para minimizar la radiación solar, aislamientos térmicos, convecciones naturales, enfriamientos evaporativos, temperatura aparente percibida por los operarios debido a una combinación adecuada de temperatura de bulbo seco, temperatura de bulbo húmedo y velocidad del aire sobre la piel, logrando así cierto confort.
Hago hincapié que en todos estas metodologías la filtración para no introducir polvo (ASHRAE 35%), se vuelve compleja y a veces anula el diferencial de presión creado por el efecto termosifón, anulando el flujo de convección natural.
En estos tiempos convulsionados que corren, en donde la sostenibilidad (uso racional de la energía, calidad del aire en el interior, uso de los recursos, como agua y materiales) se requiere la participación de todos los profesionales y sobre todo de los que son motivo de estas notas para que los proyectos de climatización además de cumplir con las especificaciones, sean sostenibles.
La mejor actitud es la de lograr acuerdos y maximizar la potencialidad de cada una de estas disciplinas, en beneficio de las sostenibilidad!
* Camilo Botero es el actual presidente de ACAIRE y presidente de Camilo Botero Ingenieros Consultores Ltda. Se ha desempeñado como docente en varias universidades colombianas, gremios y actualmente en ACAIRE en cursos de diplomado de proyectos de aire acondicionado, eficiencia energética en aire acondicionado y refrigeración, cogeneración y trigeneración, psicometría aplicada, termodinámica, mecánica de fluídos, transferencia de calor y turbomaquinaria.